A lo largo de mi vida, la reinvención se ha convertido en mi especialidad. He aprendido a enfrentar cambios profundos, superar dificultades y transformarlas en oportunidades. Mi trayectoria profesional es prueba de ello.
Inicié mi carrera como traductora y fui construyendo mi camino: primero como autónoma, luego con mi propia empresa y, finalmente, en una agencia de traducción. Sin embargo, todo cambió cuando, en la semana 20 de embarazo, me diagnosticaron displasia de pubis. La condición se agravó rápidamente y, poco después, quedé inmovilizada y dependiente de una silla de ruedas. Aquella etapa fue complicada; pasé meses sin apenas poder moverme y enfrentándome a grandes retos emocionales y físicos.
Al reincorporarme al trabajo, el cambio físico y emocional me afectó profundamente, y fue entonces cuando, en medio de un periodo de depresión, una multinacional de marketing multinivel llegó a mi vida. Con su enfoque motivacional, descubrí que podía encontrar fuerzas renovadas. A partir de ahí, mi vida dio un giro total: adopté un cambio de imagen y desarrollé una confianza que me impulsó a dar conferencias y charlas motivacionales. Fue en esos eventos donde descubrí la belleza terapéutica, un campo que me apasiona y en el que trabajé ayudando a mujeres con cáncer y a mujeres supervivientes de maltrato.
Con el tiempo, descubrí que tenía grandes aptitudes en el ámbito comercial, y comencé a dirigir equipos y a liderar departamentos. Sin embargo, en 2022, después de un largo periodo de estrés, mi cuerpo me dio una clara advertencia y me obligó a detenerme para replantear mis prioridades. Fue entonces, con el apoyo de mi familia, que encontré en la tanatopraxia una nueva vocación. Hoy, después de una segunda reinvención, me siento realizada y feliz en un trabajo que me apasiona.
Este proceso de transformación también ha venido acompañado de un profundo crecimiento personal. He aprendido a sanar mis heridas, a entenderme y a perdonarme, lo que ha sido fundamental para hacer de esta etapa un éxito en todos los sentidos.